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Bokuden

Cuento somnifero 1: Mal genio.

- Y bien, aquí me tienes. ¿Qué deseas?

- No quiero nada de lo que tu me puedas dar. He escuchado lo que dicen por ahi de ti, y pareces más un demonio que un genio. Los genios conceden deseos. Tu creas necesidades en la gente.

Sólo eran dos perfiles con el cielo rojizo de fondo en la cima de aquella montaña al anochecer, y uno de ellos ni siquiera daba sombra. Era arriesgado subir allí sólo, pero subir sabiendo lo que contaban del lugar los habitantes del pueblo más cercano era propio de un estúpido.

- Genio, demonio... clasificaciones. Digamos que soy alguien con un don. Tengo el don de saber lo que la gente necesita. Y se lo doy.

- Aun si esa necesidad convierte a la gente en desdichada, quieres decir.

- La gente es desdichada por naturaleza, nunca tienen bastante. Cuanto más desea alguien, más desdichado es. Yo sencillamente, les doy lo que en el fondo desean, así tienen una cosa menos que desear, de la que preocuparse. Visto desde ese punto de vista, no soy un demonio sino un santo. Te he preguntado ya sobre qué deseas. ¿O me vas a decir que has subido aquí sólo para filosofar conmigo? ¿Tal vez para admirar la puesta de sol?

Enseguida se dio cuenta de que su sonrisa era tan falsa como él, pero su estocada era certera. No había hecho todo ese camino sólo por curiosidad, ni para hablar con el ser extraño y maligno del que todo el pueblo le había hablado. Ni siquiera como héroe que acabaría con su existencia para vengar todo el daño causado. No.

- Tienes razón, mi motivo es egoista. No soy mejor de los otros que suben aquí. Veo que tenían razón cuando decían que conoces... o lees muy bien el pensamiento humano. He subido para ponerme a prueba, para perfeccionarme. Quiero que me ofrezcas algo que no pueda rechazar.

El ser sin sombra clavó sus ojos verdes en un punto más allá del hombre, casi traspasando con la mirada una zona indefinida entre el hombro izquierdo y el esternón mientras sonreía con una intensidad variable. Al cabo de unos minutos, soltó una carcajada que sólo podría describirse como gélida. Agito sus manos en un complicado movimiento y el aire y el polvo más cercano se condensaron hasta dar forma a un pequeño objeto que fue volando hacia el hombre y aterrizó en sus manos. Enseguida adivinó lo que era, pero tardó un poco más en darse cuenta de la malignidad que latía en su interior.

- ¿Una goma de borrar?

- Sí, pero como ya te has dado cuenta no una cualquiera. He mirado en ti. Sé tal vez más que tú sobre ti mismo. Sé cuál es la razón por la que emprendiste tu viaje. Y tu sabes que la redención es inutil, nadie puede cambiar lo que está hecho. Conocerte a ti mismo no te ayudará a liberarte de tu culpa. Pero sí esa goma mágica. Porque esa goma puede hacer algo que siempre has deseado. Puede borrar cualquier parte de tu vida. Como si nunca hubiera existido. ¿No es maravillosa? Mucha gente mataría por algo así.

Y era cierto. Cuántas veces había soñado eliminar todo lo que pasó, hacer desaparecer el dolor y las pesadillas. Y ahora la solución estaba ahí, tan facil, tan poderosa, tan tentadora... Sólo que el ser seguía sonriendo de aquella manera prepotente, condescendiente. Falsa. Podía tomar esa solución entre sus manos y utilizarla una y otra vez hasta que todo estuviera bien. Sólo que no estaría bien. Sólo que la solución no era la solución.

Aferró la goma entre sus dedos índice y pulgar y se dispuso a usarla. Guiñó el ojo izquierdo y con la mano derecha empezó a borrar agitando la goma arriba y abajo, a la izquierda y la derecha alternativamente. Empezó borrandole las manos. El ser aulló.

- Vaya, así que tenemos un héroe. No podías conformarte con llevarte tu premio, tenías que jugármela de la manera tradicional y usando mis propias armas. No ganas nada, sabes que soy un ser mágico. Apareceré de nuevo donde la gente me requiera y tu te habras quedado sin nada.

- En eso te equivocas ¿ves? Por norma no haría caso a alguien como tú, así que mi elección estaba bastante clara. Pero ademas... he pensado. Alguien dijo una vez que uno es uno y sus circunstancias. Borrar mis circunstancias tambien eliminaría una parte de lo que soy ahora mismo. Me eliminaría a mi.

Borró sus piernas poco a poco. El ser estaba extrañamente quieto, no hizo intento alguno por defenderse. Mientras borraba concienzudamente, aquello seguía sonriendo. Un escalofrió recorrió su columna y dejo de golpe de borrar. Y entonces comprendió. Dirigió la goma a la boca.

- Ahora entiendo. al fin y al cabo, tu no dejas de ser una más de mis circunstancias ya formas parte de mi vida, y si te borro, parte de mi desaparecerá. Si te borro, venir aquí no habrá servido de nada.

Y entonces hizo un rapido movimiento con la mano, dejó la goma en el suelo, y se alejo caminando por donde había venido, dejando tras de sí a lo que quedaba del ser, con la sonrisa borrada. Y nunca mejor dicho.

5 comentarios

bokuden -

Lian: (sonrojo). Ya sera menos.

yuyu: Bueno, no me he movido del sitio. Así que si quieres encontrarme lo tienes fácil. Y gracias por lo de viejo ;) Un besote.

Buit: Sobre eso pensaba, que no estoy seguro de querer eliminarlas, si pudiera.

Saf: No se chica. A mi me parecía soporifero. Lo siento, la próxima vez lo hare peor aún :p Besitos, guapa.

Saf -

¡Pues no, oye! (Muy mal)
YO fiándome del título, de lo de "somnífero".... con las dos nochecitas toledanas que llevo y...... empiezo a leerlo, tan bien escrito, tan peinadito y autosado, tan entretenido y precioso y...... ¡¡voy y no me duermo!!

(Al juzgado de guardia vas a ir)

Saf ;-))

Buit d'Estels -

"Uno es uno y sus circunstancias" si aprendes a cambiarlas puedes convertirte en el uno que deseas.

yuyu -

vaya!!! sorpresa! hacia lo minimo año y pico ke no mencontraba contigo ;) debe ser la época de reecolecta de viejas glorias :p como va todo? veo que sigues arrasando con las historias!
un besazo.. te seguiré la pista:p

Lian -

Precioso cuento como todos los que escribes.

Un besito enorme de postvacaciones