Aburrida de su antiguo amante, lo dejó. ¿Para qué seguir unidos si ya no sentía lo mismo, si cada día no era ya un chisporroteante cúmulo de sensaciones poderosas que la subían abajo y la bajaban arriba una, y otra, y otra vez? No, ella no era así. Era una chica única y especial, Siempre Diferente Al Resto De La Gente. Si el amor se convierte en costumbre, la costumbre para ella se convertía en prisión y letargo, aburrimiento emparedado y fines de semana clónicos, aunque divertidos. Pero de tan especial que era, siempre quería más, quería ilusión. Aún había mucho que vivir y era joven, qué le vamos a hacer. Tenía todo el mundo por delante y ni eso parecía mucho. Para nada. Firme sobre la línea de puntos, aquí tiene su finiquito. "Pero tu siempre serás mi mejor amigo". Claro.
Dos semanas después, se sentía sola. La vida era más rutinaria aún sin nadie con quien compartirla, definitivamente. Al principio había sido divertido hacer lo que le venía en gana, pero ahora... Ahora le faltaba algo, un no se qué. Pero no se trataba de él, de eso estaba casi segura. Se trataba del sentimiento, tal vez, de la ilusión que tampoco tenía con él. De la novedad. A rey muerto, rey puesto, pensó un buen día. Y así fue como nació Gabriel, su primer amante imaginario.
Lo que más le atrajo de Gabriel, desde el primer momento, fue su nombre. Gabriel, que bien sonaba. Sonaba digno, sonaba majestuoso, y hasta pegaba con el suyo. Fantaseaba todas las noches, con su nombre lleno de sensualidad y sobre cómo lo iba a pronunciar "Gabriel, cariño, pásame la mantequilla" "Gabriel, tesoro, ráscame mas arriba". Gabriel, Gabriel, a todas horas, y nunca Gaby. Por que Gabriel iba a ser un hombre Entero, como dios manda. Con un par.
Tras un par de semanas mirándolo a escondidas, por fin se decidió a dar el primer paso. Puso un anuncio en una revista en el que ofrecía para vender un mueble antiguo. Sabía que él iba a responder, ya que era una persona culta, sensible y apreciaría ese tipo de cosas. Dicho y hecho, tras un par de compradores pesados, allí estaba él, con su inconfundible acento indefinido. ¡Zas! Un par de inflexiones adecuadas, un par de giros de conversación y ya tenía cita con él. Y eso que su mueble más antiguo era del Ikea. El resto, aunque pudiera haber resultado facil, teniendo en cuenta que la historia se la estaba montando ella misma, no lo fue.
Primero ella se hizo la difícil, tardo ¡2 días! en acostarse con él. Claro, su fantasia se acabo imponiendo y le quito la ropa sin permiso. Tenía miedo de que se la volvieran a dar con queso, y prefirió que fuera una historia sin amor, eso simplificaría mucho las cosas. Cada nuevo día confirmaba que entre ellos sólo existía pasion, y ya les iba bien. Era ideal.. era una mujer autosuficiente, con un amante sin amor, que más podia querer? Quedaban de semana en semana, de esta manera podía fantasear y deleitarse mas con sus encuentros imaginados. Los días eran un oceano de felicidad, las noches un mar de alegría, y es que no había cualidad sustancial o insustancial que Gabriel no poseyera, era el non plus ultra de la marimorena. Muchos habrían echado en falta el amor en aquella relación, pero ella no. No había amor, aún no, pero ahi estaba latente, esperando a florecer poco a poco como en esas series japonesas donde lo mejor siempre llega al final en forma de beso casto y puro. Y justo cuando mejor estaban...
- Pues sí, Javi, el tío llevaba días sin llamarme y cuando por fin le llamo yo va el cabrón y me dice que necesitaba una relación menos etérea, algo que le proporcionara fuerzas para seguir adelante, una razón por la que existir. ¡Existir! como si él supiera lo que es eso. Así que va y me finiquita con ese rollo de siempre, de que seré tu mejor amigo y todo lo demás.
- Bueno, todo lo bueno se acaba. Por otra parte, creo que hacías buena pareja con tu ex, me refiero al real. ¿Has pensado...?
- ¿Volver con él? ni de coña. Además, el otro día me dijo que estaba saliendo con una chica, una con un nombre estúpido... ¿Cómo me dijo que se llamaba?
-Deja que lo adivine.
Se llamaba Gabriela, claro. Y no Gaby.
Dos semanas después, se sentía sola. La vida era más rutinaria aún sin nadie con quien compartirla, definitivamente. Al principio había sido divertido hacer lo que le venía en gana, pero ahora... Ahora le faltaba algo, un no se qué. Pero no se trataba de él, de eso estaba casi segura. Se trataba del sentimiento, tal vez, de la ilusión que tampoco tenía con él. De la novedad. A rey muerto, rey puesto, pensó un buen día. Y así fue como nació Gabriel, su primer amante imaginario.
Lo que más le atrajo de Gabriel, desde el primer momento, fue su nombre. Gabriel, que bien sonaba. Sonaba digno, sonaba majestuoso, y hasta pegaba con el suyo. Fantaseaba todas las noches, con su nombre lleno de sensualidad y sobre cómo lo iba a pronunciar "Gabriel, cariño, pásame la mantequilla" "Gabriel, tesoro, ráscame mas arriba". Gabriel, Gabriel, a todas horas, y nunca Gaby. Por que Gabriel iba a ser un hombre Entero, como dios manda. Con un par.
Tras un par de semanas mirándolo a escondidas, por fin se decidió a dar el primer paso. Puso un anuncio en una revista en el que ofrecía para vender un mueble antiguo. Sabía que él iba a responder, ya que era una persona culta, sensible y apreciaría ese tipo de cosas. Dicho y hecho, tras un par de compradores pesados, allí estaba él, con su inconfundible acento indefinido. ¡Zas! Un par de inflexiones adecuadas, un par de giros de conversación y ya tenía cita con él. Y eso que su mueble más antiguo era del Ikea. El resto, aunque pudiera haber resultado facil, teniendo en cuenta que la historia se la estaba montando ella misma, no lo fue.
Primero ella se hizo la difícil, tardo ¡2 días! en acostarse con él. Claro, su fantasia se acabo imponiendo y le quito la ropa sin permiso. Tenía miedo de que se la volvieran a dar con queso, y prefirió que fuera una historia sin amor, eso simplificaría mucho las cosas. Cada nuevo día confirmaba que entre ellos sólo existía pasion, y ya les iba bien. Era ideal.. era una mujer autosuficiente, con un amante sin amor, que más podia querer? Quedaban de semana en semana, de esta manera podía fantasear y deleitarse mas con sus encuentros imaginados. Los días eran un oceano de felicidad, las noches un mar de alegría, y es que no había cualidad sustancial o insustancial que Gabriel no poseyera, era el non plus ultra de la marimorena. Muchos habrían echado en falta el amor en aquella relación, pero ella no. No había amor, aún no, pero ahi estaba latente, esperando a florecer poco a poco como en esas series japonesas donde lo mejor siempre llega al final en forma de beso casto y puro. Y justo cuando mejor estaban...
- Pues sí, Javi, el tío llevaba días sin llamarme y cuando por fin le llamo yo va el cabrón y me dice que necesitaba una relación menos etérea, algo que le proporcionara fuerzas para seguir adelante, una razón por la que existir. ¡Existir! como si él supiera lo que es eso. Así que va y me finiquita con ese rollo de siempre, de que seré tu mejor amigo y todo lo demás.
- Bueno, todo lo bueno se acaba. Por otra parte, creo que hacías buena pareja con tu ex, me refiero al real. ¿Has pensado...?
- ¿Volver con él? ni de coña. Además, el otro día me dijo que estaba saliendo con una chica, una con un nombre estúpido... ¿Cómo me dijo que se llamaba?
-Deja que lo adivine.
Se llamaba Gabriela, claro. Y no Gaby.
11 comentarios
bokuden -
bokuden -
bokuden -
Golfo -
Y los celillos de las continuaciones depués de la bifurcación... Gabrielas y Gabrieles...
mmmm, eso es otra historia.
Como la vida.
saludo.
Golfo -
Y los celillos de las continuaciones depués de la bifurcación... Gabrielas y Gabrieles...
mmmm, eso es otra historia.
Como la vida.
Lian -
Un besito
Saf -
Y yo que soy de la teoría de que lo que más puede autoestimular a uno es el reto de seguir teniendo ilusión y provocando ilusión a aquel que es tu pareja.....
Lo fácil es ser la "novedad" para alguien.... pero la novedad SIEMPRE acaba siendo historia y rutina.
Y lo divertido es conseguir tener la cualidad de "tener en ascuas" y pegando botes a la persona que quieres.
Un beso, princi!
Saf ;-))
bokuden -
Buit d'estels: Claro, al menos siempre nos queda la imaginación. ¿Como decían los electroduendes? "Si no eres capaz de imaginarte algo en 15 segundos es que ves demasiada televisióoooonnnnn"
bokuden -
Buit d'Estels -
PD: Compraré el libro
Amélie Poulain -