Tiempo muerto
Y pasaron semanas y nada pasaba, salvo los días. Cada uno de ellos era una imparable máquina de hacer rutinas, de crear nuevas, de repetir antiguas. En cierta manera se sentía seguro en muchas de ellas, sabiendo que la disciplina le había reportado muchos beneficios en el pasado. A partir de la disciplina, un guerrero consigue extrapolar a situaciones desconocidas lo aprendido día a día durante miles de días en situaciones ya conocidas hasta el punto de convertirlas en algo cotidiano, hasta el punto de que cada gesto, cada pequeño movimiento, cada idea o falta de ellas se transforman en la extensión de su ser. Tiene que ser de esta manera, un mínimo error significa muerte. Visto así no era tan malo. Amén.
Pero en el fondo de su ser sabía que nada de gloria, emoción ni disciplina había en aquella caravana de días clónicos, en aquella interminable espera de novedades que no dejaba de ser paradójica; cada instante no deja de ser una novedad. Y así, seguía con su vida hacia adelante sin mirar atrás, imaginando mientras hacía su trabajo instantes envasados en PVC con rótulos de "¡¡¡novedad mundial!!!" o "Ponga un nuevo instante en su vida", riéndose mientras pensaba que lo primero que haría tras desembalarlo sería llenar ese instante de Rutina Rutinaria hasta las putas cejas. Destornillándose sin saber por qué cada vez que detectaba el menor atisbo de monotonía -la mejor vacuna contra la monotonía/ es llenar la vida de canciones y de amooooorrr ¿no era así?- , convencido de que la risa es la única esperanza de la triste realidad. Y oía pero no escuchaba a esa Voz de la Razón que le regañaba frunciendo el entrecejo esforzándose por convencerle a cada minuto de que lo que le sucedía era simplemente un estado mental transitorio, que debía dar más importancia a lo que vivía en cada momento en lugar de tanto lamentarse por lo que no vivía.
Anoche llegó tarde a casa, como siempre. Deberíais haberlo visto, con su aspecto desaliñado, con sus ojos felinos escudriñando cada rincón de la calle como si esperara una emboscada de orcos en una calle donde lo más peligroso son las patatas bravas del bar de la esquina. Como si realmente quisiera/deseara algo que sacudiera su vida, algo que le hiciera sentir vivo otra vez. ¿Quién le podría decir que lo iba a encontrar esa misma noche en su propia casa? Entrada triunfal, reencuentro familiar,besamanos besos y abrazos, cena ceremonial, cata de empanadillas y zumo de piña con yogur de postre. Délicieux. Visión de tele, comentario familiar de la jornada, cachondeo de carta de wanadoo, tertulia político-social, somnolencia y sopor familiar, besitos de buenas noches, estancia a solas.
Solo en su habitación, a oscuras. Observando con atención la tele se dio cuenta de lo mejor que podía hacer con ella. Off. Ahora sí, Solo y a Oscuras. Acompañado únicamente por el tic-tac del reloj miró un punto fijo en alguna parte y los pensamientos salieron de todas partes como conejos de unos matorrales al ser perseguidos por un zorro. Y a cada tic morían dos, a cada tac nacía uno, de tal manera que al cabo de un rato sólo habían unos pocos supervivientes. Qué paz. Apenas se escuchaba ya el sonar de las agujas temporales. A la penumbra, todo tenía un aspecto curvado, incluso el tiempo se combaba en arcos imposibles de extraña e hipnótica belleza. Sintió un placentero cosquilleo por la columna vertebral y sonrió mientras cerraba instintivamente los ojos. Abrió las manos y acarició la oscuridad. Escuchó con atención y comprobó que no estaba tan solo después de todo. Aspiró aire por su nariz y sintió el aroma de la noche fría y húmeda. Y cuando sintió que era el momento, comenzó a hablar al Silencio contándole historias al oído llenando la noche de cosas por hacer, de sueños en la vigilia. De razones para Vivir. Que esta noche sea el Silencio quien las escriba.
Pero en el fondo de su ser sabía que nada de gloria, emoción ni disciplina había en aquella caravana de días clónicos, en aquella interminable espera de novedades que no dejaba de ser paradójica; cada instante no deja de ser una novedad. Y así, seguía con su vida hacia adelante sin mirar atrás, imaginando mientras hacía su trabajo instantes envasados en PVC con rótulos de "¡¡¡novedad mundial!!!" o "Ponga un nuevo instante en su vida", riéndose mientras pensaba que lo primero que haría tras desembalarlo sería llenar ese instante de Rutina Rutinaria hasta las putas cejas. Destornillándose sin saber por qué cada vez que detectaba el menor atisbo de monotonía -la mejor vacuna contra la monotonía/ es llenar la vida de canciones y de amooooorrr ¿no era así?- , convencido de que la risa es la única esperanza de la triste realidad. Y oía pero no escuchaba a esa Voz de la Razón que le regañaba frunciendo el entrecejo esforzándose por convencerle a cada minuto de que lo que le sucedía era simplemente un estado mental transitorio, que debía dar más importancia a lo que vivía en cada momento en lugar de tanto lamentarse por lo que no vivía.
Anoche llegó tarde a casa, como siempre. Deberíais haberlo visto, con su aspecto desaliñado, con sus ojos felinos escudriñando cada rincón de la calle como si esperara una emboscada de orcos en una calle donde lo más peligroso son las patatas bravas del bar de la esquina. Como si realmente quisiera/deseara algo que sacudiera su vida, algo que le hiciera sentir vivo otra vez. ¿Quién le podría decir que lo iba a encontrar esa misma noche en su propia casa? Entrada triunfal, reencuentro familiar,
Solo en su habitación, a oscuras. Observando con atención la tele se dio cuenta de lo mejor que podía hacer con ella. Off. Ahora sí, Solo y a Oscuras. Acompañado únicamente por el tic-tac del reloj miró un punto fijo en alguna parte y los pensamientos salieron de todas partes como conejos de unos matorrales al ser perseguidos por un zorro. Y a cada tic morían dos, a cada tac nacía uno, de tal manera que al cabo de un rato sólo habían unos pocos supervivientes. Qué paz. Apenas se escuchaba ya el sonar de las agujas temporales. A la penumbra, todo tenía un aspecto curvado, incluso el tiempo se combaba en arcos imposibles de extraña e hipnótica belleza. Sintió un placentero cosquilleo por la columna vertebral y sonrió mientras cerraba instintivamente los ojos. Abrió las manos y acarició la oscuridad. Escuchó con atención y comprobó que no estaba tan solo después de todo. Aspiró aire por su nariz y sintió el aroma de la noche fría y húmeda. Y cuando sintió que era el momento, comenzó a hablar al Silencio contándole historias al oído llenando la noche de cosas por hacer, de sueños en la vigilia. De razones para Vivir. Que esta noche sea el Silencio quien las escriba.
4 comentarios
Golfo -
Saf -
Hay personas con muchísima sensibilidad o intuición y comban el tiempo y el espacio (de ahí todos esos poderes paranormales para los que no se ha encontrado explicación científica todavía: telequinesia, ubicuidad, etc., etc...)
Da un poco de mieditisssss pensarlo (por lo que se descontrola o el poco dominio que se tiene sobre esos fenoménos).
A mi me ha gustado tu historia, como siempre.
Saf ;-))
Egosum -
bokuden -