Papeles
- Joder, estan buenísimos los peones negros -dijo mi primo mientras saboreaba su pequeño trofeo.
Un peón de chocolate negro. El otro día vi un ajedrez con piezas de chocolate en la pastelería y no pude resistirme. A falta de una chica que quisiera jugar (o supiera jugar) un strip-ajedrez conmigo, pensé en mi primo, que es más bien malo jugando pero lo compensa con todo su salero y su gusto por el chocolate. Pero sin strip, claro. Parece que el chocolate le estaba motivando. Lo estaba haciendo especialmente bien, y eso que había puesto la tele, como siempre, para despistarme/se. Sería porque las piezas se comían literalmente.
- Pues deben estarlo, pero me gustan más los blancos. De todas formas cuando te gane me los comeré todos.
- Cuando hay chocolate en juego no pierdo. ¿Has visto eso que estan dando en la tele?
- ¿La manifestación por los papeles de Salamanca? Sí, el rollo de siempre. Cuando al tonto le da por algo, o se acaba el algo o se muere el tonto. Salomón los quemaría o algo así. Los papeles, digo. Así, ni unos tontos ni otros.
- La verdad, yo también lo veo una tontería. Te parecerá una gilipollez lo que voy a decir, Javi, pero estando en la era en la que estamos, yo haría fotocopias, o un CD, o un DVD interactivo, alguna cosa de esas y los repartiría. Y todos contentos. ¿Hoy no es tu día eh? Uhmmm... el álfil esta relleno de licor. Muy apropiado para la representación de la iglesia.
Y no me pareció ninguna tontería. Lo de las copias, digo. Sonreí.
- Me parece que llegarías a ser un político justo, es decir, un mal político, primo. ¿Sabes lo que es una celada? lo tienes en el tablero. Te ofrezco una pieza en sacrificio para desviar tu atención y a cambio te la meto hasta el fondo por otra parte. Lo mismo pasa en la vida. Vivimos en el mundo de las celadas. Jaque Mate.
Me miró, mitad asombro y mitad admiración por su primo mayor, mientras yo me comía a su rey pensando en lo pedante que podía llegar a ser y riéndome de mi mismo sabiendo que tenía muchas cosas que cambiar. Después de un rato de silenció, me preguntó.
- Qué cabrón. ¿A qué sabe la victoria, primo?
- Pues ve comiendo y lo sabrás. Sabe a chocolate blanco relleno de almendras. Sin duda, es un sabor mucho mejor que el de un puñado de papeles.
Un peón de chocolate negro. El otro día vi un ajedrez con piezas de chocolate en la pastelería y no pude resistirme. A falta de una chica que quisiera jugar (o supiera jugar) un strip-ajedrez conmigo, pensé en mi primo, que es más bien malo jugando pero lo compensa con todo su salero y su gusto por el chocolate. Pero sin strip, claro. Parece que el chocolate le estaba motivando. Lo estaba haciendo especialmente bien, y eso que había puesto la tele, como siempre, para despistarme/se. Sería porque las piezas se comían literalmente.
- Pues deben estarlo, pero me gustan más los blancos. De todas formas cuando te gane me los comeré todos.
- Cuando hay chocolate en juego no pierdo. ¿Has visto eso que estan dando en la tele?
- ¿La manifestación por los papeles de Salamanca? Sí, el rollo de siempre. Cuando al tonto le da por algo, o se acaba el algo o se muere el tonto. Salomón los quemaría o algo así. Los papeles, digo. Así, ni unos tontos ni otros.
- La verdad, yo también lo veo una tontería. Te parecerá una gilipollez lo que voy a decir, Javi, pero estando en la era en la que estamos, yo haría fotocopias, o un CD, o un DVD interactivo, alguna cosa de esas y los repartiría. Y todos contentos. ¿Hoy no es tu día eh? Uhmmm... el álfil esta relleno de licor. Muy apropiado para la representación de la iglesia.
Y no me pareció ninguna tontería. Lo de las copias, digo. Sonreí.
- Me parece que llegarías a ser un político justo, es decir, un mal político, primo. ¿Sabes lo que es una celada? lo tienes en el tablero. Te ofrezco una pieza en sacrificio para desviar tu atención y a cambio te la meto hasta el fondo por otra parte. Lo mismo pasa en la vida. Vivimos en el mundo de las celadas. Jaque Mate.
Me miró, mitad asombro y mitad admiración por su primo mayor, mientras yo me comía a su rey pensando en lo pedante que podía llegar a ser y riéndome de mi mismo sabiendo que tenía muchas cosas que cambiar. Después de un rato de silenció, me preguntó.
- Qué cabrón. ¿A qué sabe la victoria, primo?
- Pues ve comiendo y lo sabrás. Sabe a chocolate blanco relleno de almendras. Sin duda, es un sabor mucho mejor que el de un puñado de papeles.
4 comentarios
bokuden -
Amélie: pues si, la verdad es q cuando se juega así siempre se gana.
Sonia: Jaja, anda q no es vieja la frase. Mia no es, desde luego, ni de mi abuela, pero ella la dice cada cierto tiempo.
sonia -
Amélie Poulain -
Lian -
Besitos