Hace mucho tiempo, había un grupo de amigas que aprovechaban el poco tiempo que tenían fuera de sus labores en el campo y en su casa para reunirse y jugar. En aquellos tiempos no habían juguetes del tipo que hoy conocemos, y aunque así hubiera sido, su humilde condición campesina les habría impedido costearselos. Pero ni falta que les hacía. Un niño es un superviviente nato, incluso para los juegos. Nadie sabrá nunca el cómo ni el porqué, pero de aquel grupo de chicas surgió un nuevo lenguage.
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