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Bokuden

Me gustan los cuentos

-Duerme. -Él [Geralt] bostezó hasta que le crujió la mandíbula-. Duerme, Ciri.
-Cuéntame un cuento.
-¿Qué?
-Que me cuentes un cuento -rezongó-. ¿Cómo voy a dormir sin un cuento? ¡Pero bueno!
-No se ningún maldito cuento. Duerme.
-No mientas. Lo sabes. ¿Qué pasa, que cuando eras pequeño nadie te contaba cuentos? ¿De que te ríes?
-De nada, me acordé de algo.
-¡Ajá! Ves. Venga, cuenta.
-¿El qué?
-Un cuento.

Sonrió de nuevo, puso las manos debajo de la cabeza, miró a las estrellas, que titilaban a través de las ramas por encima de sus cabezas.

-Había una vez un... gato -comenzó-. Un gato vulgar, un cazarratones rayado. Y un día el gato se fué y se puso en camino, él solo, en una excursión a un lejano y oscuro bosque. Anduvo... Anduvo... Anduvo...
-No te imagines -murmuro Ciri, arrimándose a él - que me voy a dormir antes de que llegue.
-Silencio, mocosa. Sí... Anduvo y anduvo, hasta que se encontró a un zorro. Un zorro pelirrojo.

Braenn suspiró y se tumbó junto al brujo, por el otro lado, apretándose también contra él ligeramente.

-Venga. -Ciri sorbió las narices-. Cuenta qué paso luego.
-Miró el zorro al gato. Quien eres, pregunta. Soy un gato, responde el gato a esto. Ja, dice el zorro, y no tienes miedo, gato, de andurrear solo por el bosque.¿Y si viene el rey a cazar, entonces qué? ¿Con perros, con ojeadores, con caballos? Ya te digo, gato, dijo el zorro, la caza es una desgracia terrible para los que son como tú y yo. Tú tienes piel, yo tengo piel, los cazadores nunca perdonan a los que son como nosotros, porque los cazadores tienen novias y amantes, y a éstas las patas se les enfrían, y los pescuezos, y de nosotros hacen cuellos y manguitos para que los lleven esas putas.
-¿Qué son manguitos? -preguntó Ciri.
-No me cortes. Y añadió el zorro: yo, gato, sé engañarlos, tengo mil doscientas ochenta y seis mañas para los cazadores éstos, así soy de astuto. Y tú, gato, ¿cuántas mañas tienes para los cazadores?
-Oh, qué cuento más bonito -dijo Ciri, apretándose contra el brujo aún más-. Cuenta, qué hizo el gato...
-Ajá-susurro desde el otro lado Braenn-. ¿Qué hizo el gato?

El brujo volvió la cabeza. Los ojos de la dríada brillaban, los labios los tenía medio abiertos y pasaba la lengua por ellos. Por supuesto, pensó. Las dríadas pequeñas están sedientas de cuentos. Como los brujos pequeños. Porque a las unas y a los otros raramente les cuenta alguien un cuento antes de irse a dormir. Las dríadas pequeñas se duermen sumidas en el sonido de los árboles. Los brujos pequeños se duermen sumidos en el dolor de sus músculos. A nosotros también nos brillaban los ojos, como a Braenn, cuando escuchábamos los cuentos de Vesemir, allá, en Kaer Morhen. Pero eso fué hace tiempo... hace tanto tiempo...

-Venga-se impacientó Ciri-. ¿Cómo sigue?
-Y el gato a esto: yo, zorro, no tengo maña alguna. Yo sólo sé una cosa: trepar a los árboles. Esto debiera ser suficiente, ¿no es cierto? El zorro sonrió. Eh, dice, pero vaya un tontaina que estás hecho. Tomo tu cola rayada y lárgate de aquí, la palmarías si te acosaran los cazadores. Y de pronto, sin comerlo ni beberlo, ¡sonaron los cuernos! Y salieron de entre los matojos los cazadores, vieron al gato y al zorro, ¡y a por ellos!
-¡Ay, ay , ay!- se sonó Ciri y la dríada tembló con violencia.
-Silecio. Y a ellos gritando: ¡adelante, sacadles la piel! ¡Para manguitos, para manguitos! Y les azuzaron perros al zorro y al gato. Y el gato trepó a un árbol, como hacen los gatos. A la misma copa. ¡Y los perros, pumba, al zorro! Antes de que el pelirrojo aertara a usar alguna de sus astutas mañas, ya le habían convertido en un cuello. Y el gato desde la copa les maulló y bufó a los cazadores, pero ellos no le pudieron hacer nada, porque el árbol era alto de la leche. Se quedaron abajo, maldijeron a todo lo que se podia maldecir, pero al final se tuvieron que ir de vacio. Y entonces el gato se bajó del árbol y se volvió tranquilo a casa.
-¿Y qué más?
-Nada. Esto es el final.
-¿Y la moraleja? -preguntó Ciri-. Los cuentos tienen moraleja, ¿no?
-¿Eh? -habló Braenn, apretándose más a Geralt-. ¿Qué es la moraleja?
-Los buenos cuentos tienen moraleja y los malos no tienen moraleja- dijo Ciri, segura de sí misma.
-Éste fué bueno -bostezó la dríada-. Tiene lo que tener ha. Habría que haber hecho, ¿no, bichito?, ante el yghern como el gato sabio hizo. No pensar, sino subir al árbol. Oh, la sabiduría misma. Sobrevivir. No dejarse de ir.

Geralt sonrió silenciosamente.

-¿No había árboles en el parque del castillo, Ciri? ¿En Nastrog? En vez de a Brokilón podrías haber trepado a un árbol y haberte sentado allí, en la misma copa, hasta que a Kistrin se le hubieran pasado las ganas de casamiento.
-¿Te ríes de mí?
-Ajá.
-¿Sabes qué? No te aguanto.
-Esto es terrible. Ciri, me has herido en el mismo corazón.
-Lo sé -asintió seria, sorbiendo los mocos, después de lo cual se apretó fuertemente a él.
-Duerme bien, Ciri -murmuró, respirando su agradable perfume de gorrión-. Duerme bien. Buenas noches, Braenn.
-Déarme, Gwynbleidd.

Sobre sus cabezas, Brokilón susurraba en millones de ramas y cientos de millones de hojas.

(Extraido del libro "la espada del destino", de Adrezj Sapkowski, del que ya hable en otro artículo. Espero que no me denuncien, me encanta este fragmento, y al fin y al cabo les he hecho publicidad :p)

Los cuentos son ideales para dormir a los niños... y para despertar a los adultos.

4 comentarios

bokuden -

Hojarasca: ... y es que todos somos niños eternos, deseosos de escuchar cuentos. Otro? no sufras, me encantan :)
Aura: Y a mi tambien me gustan, por si no ha quedado claro jeje... ya han habido antes y volveran a haber, si los electroduendes lo permiten, en este humilde blog. Fijate que de hecho al principio lo queria llamar "El cuentacuentos"...
Angi: Seguro que los cuentos de Ona son de lo mas creativos... yo de pequeño me inventaba cada historia jaja! que afortunado, Peter Pan.

Angi -

Veo que estas ejerciendo muy bien como cuentacuentos, uno de los trabajos mas dignos y mejores del mundo mundial.

Y si no que le pregunten a la pequeña Ona, y a su amigo Peter Pan, que le tenemos en casa todas las noches para escuchar como ella le cuenta sus historias :)

Aura -

Me ha gustado mucho, Bokuden. Siempre me han gustado lso cuentos. Quiero más :)

Hojarasca -

Jajaja Me ha encantado! :)
Me he sentido niña deseosa de escuchar cuentos para soñar... Y es que todos necesitamos poner fantasía, calma e ilusión a lo que es cotidiano y monótono.
Otro, otro, otro!! :)