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Bokuden

Pecata minuta

Salió de la biblioteca cargado con dos nuevas adquisiciones temporales y silbando con alegría, ajeno al tiempo que ya no tenía importancia alguna. Puesto que apenas hay mejores soluciones que unas buenas vacaciones, y en este momento las estaba disfrutando como le gustaba: haciendo lo que le venía en gana, improvisando sin más, dejándose llevar por el fluir de los acontecimientos. Que no solían ser muchos, la verdad, pero ¿qué más daba? Empezaba a tener más pelo y todo. Gran tónico capilar, el tiempo libre y la ausencia de estrés; mézclese a partes iguales según arte, bla bla bla.

- Joputa! Casilepillaselpieaminiñoooooo!!!! ¿No miras por donde vas, cabronazooo?

Lamentable. Siempre tiene que haber algún gilipollas. Un "caballero" montado en su Audi 6 de muchos, muchos caballos continuó su marcha de la calzada a la acera sin frenar siquiera y, por supuesto, sin mirar a esos insignificantes transeuntes (pa' qué) mientras entraba a un aparcamiento de zona azul. En este caso, los afectados fueron un niño y su madre, que tuvo que tirar del brazo del niño para evitar que tuviera que usar un dossier en lugar de zapato. Ante los improperios de la madre, el caballerete A6 continuó su marcha y sólo cuando salió a poner monedas en el parquímetro se dignó a mirar a la afectada, quitarse las gafas de sol con elegancia y enseñarle lo bonito que era el dedo de más al medio de su mano izquierda. Un auténtico caballero, si señor.

La gente lo increpó, la madre blasfemó de tal forma que sonrojaría a un corsario borracho, nuestro amigo vacacional no dijo nada pero miró con cara de cables cruzados, molesto por el hecho de que alguien enturbiara su paz. Y el del A6 se fué sin más, como si la cosa no fuera con él. Los amables conciudadanos preguntaron que tal estaba a la mujer, discutieron un rato lo mal que está el mundo, la pérdida de valores, etc.

- Tranquila moza, a esta gente la vida les da lo que se les merece. Y más tarde o más temprano, castigo vendrá para el patán. -dijo un simpático abuelete.

"¿Por qué no ayudar un poquito al destino?" - se dijo para sí el chico de vacaciones.

En realidad no reflexionó demasiado. Se dirigió, una vez disuelto el tumulto, hacia el coche en cuestión. Con total naturalidad saco las llaves de casa. Con total naturalidad se acerco por el lado del acompañante. Con pasmosa naturalidad apoyó un par de llaves contra la chapa de la puerta. Y con cierta gracia en el paso, comenzó a dar la vuelta al coche, deteniéndose en la puerta del conductor un poco más. Chequeo de los alrededores; nadie parece haberlo visto. Perfecto. Un par de pasos hacia atras y contemplación de la obra de arte. Magnifique. Vuelta a casa.

"Lo de la Z en la puerta del conductor ha sido demasiado teatrero"- pensó mientras hojeaba uno de los libros un chico recién salido de la biblioteca con cada vez más pelo. "Pero joder, que bien me ha sentado".

3 comentarios

bokuden -

Lian: Entonces seguro que era envidia, Lian. Tómatelo como un halago :)

Buit d'Estels: La mia en Sabadell. Pero recuerda... que esto es sólo ficción ;)

Buit d'Estels -

Eres auténtico. Dime por donde suele estar tu biblioteca para no pasear por allí con el coche!! Es broma... Una Z siempre conjunta con la carrocería de un lujoso A6... El abuelito del relato tenía razón, el destino lo pone todo en su sitio.

Lian -

A mi también me pasaron una llave por mi coche y prometo que yo no hice nada malo.

Un beso guapetón