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Bokuden

Autoretrato, a día de hoy

Autoretrato, a día de hoy Vivo en los pequeños detalles desde hace días, en el crujir de la hamaca de mi abuela, en la sonrisa de las niñas que saltan a la comba, en la suave caricia de las páginas de un libro. Aprendí en pocas horas el arte de exorcizar las prisas y el ajetreo, y ni tan sólo conté el tiempo que invertí en ello. Frente a mi se extendían infinitas llanuras temporales, agujeros blancos en el espacio, refrescantes lluvias de segundos que no veía desde hacía mucho (¡hacía tanto!) y que me echaban tanto de menos como yo a ellas. Fué maravilloso descubrir que la vida no nos había cambiado, que lo que de verdad importa perdura para siempre -más allá de conjeturas y vacios, más allá del minutero, más allá de la muerte- y que el escepticismo y los temores iniciales se rompen facilmente, como dos niños que aún se recuerdan del año pasado y, con timidez, alargan sus manos especularmente, las estrechan y descubren mientras corren hacia el sol que el tiempo no derriba sentimientos. A veces, incluso actúa de sólida argamasa.

Vivo en el brillo salvaje de las estrellas, lejos de la ciudad, cabalgo por días de sueños y recuerdos sobre tu música hacia ninguna parte -hacia todas partes- alejado y alejándome del ruido perenne del sufrimiento cíclico del mundo. No me preocupo por ese laberinto de espejos consciente de que Algun Día Nos Reiremos De Ésto, Chicos, Ya Lo Vereis, con una sonrisa en la boca porque ¡qué demonios! creo en mis propias palabras. Sé que el equilibrio no debe estar muy lejos de este extremo en el que nos hacen vivir, quiza esté justo detrás de aquella valla que luce MIEDO escrito con sangre. Intuyo que pronto todos podremos reirnos tiernamente, como quien observa un berrinche irracional de su hijo, de quien quiere vernos llorar. Presiento que pronto no será necesario soñar con mundos de ensueño, los llevaremos bordados en el corazón.

Vivo en los brillos de tu mirada, en el roce de tus manos, en la calma de tus recuerdos, en los cuentos que nos contábamos a medianoche. Me deleito recordando el calor que me diste y que ya nunca me abandonó, en el saber que algún día nos volveremos a abrazar. Y yo te miraré a los ojos, y te veré borrosa. Y te diré lo mucho que te he echado de menos. Y tu sólo sonreiras, sorprendida de como soy realmente.

Vivo en la sombra de los portales, en el brillo del polvo a la luz de la luna, a la espera de mi vuelta a lo que algunos llaman realidad. "¿Volverás?" me preguntó la gota de lluvia. "Realmente, no creo que me haya ido nunca", respondí.

5 comentarios

Marta -

Si!! Así me gusta, los pequeños detalles que son los que nos alegran el día a día, y que nos fuerzan a seguir caminando, viviendo, sonriendo, y descubriendo que la vida es maravillosa, si sabemos encontrar esos pequeños detalles.
Besos!

bokuden -

Gracias por vuestros comentarios. Es lo que tienen las vacaciones, te da tiempo hasta de disfrutar de la vida.

Lian -

Precioso post, me encanta fijarme en las pequeñas cosas, los pequeños detalles.

Besitosssssss

El Viajero -

Son esos momentos de las pequeñas cosas que convierten una existencia en una VIDA.

Saludos de un Viajero!

Ana -

Hace falta parar y deternerte ante tu realidad diaria para darte cuenta de las pequeñas cosas que acontecen en un dia y que pasamos tan de largo...

Son en estos momentos dónde disfrutas del tiempo y gozas de la sencillez de las pequeñas cosas.. Por esta misma razón hay q detenerse y dedicarnos tiempo para sentirlo.