Hay días que se repiten en la memoria una y otra vez, por hacer un mes desde, por hacer medio año desde, por ser el primer aniversario de... Y ocurre que en demasiadas ocasiones es por sucesos trágicos que nos vienen a la mente al mirar el calendario, llegados de muy lejos como el eco resonante de un opus triste, apagados por la distancia del tiempo y aún así todavía dolorosos, capaces de romper con su vibración las corazas más resistentes.
Hace algunos días lo pensaba mientras mi reloj me recordaba cierta fecha. Pensaba en lo increíble que resulta que la mente e incluso el cuerpo tengan esa memoria tan detallada, capaz de reproducir aun a menor escala todo lo sentido en aquel día determinado e incluso en el mismo orden. Incertidumbre. Angustia. Dolor. Impotencia. Rabia. Odio. Aflicción... Y después nada, como si todo hubiera sido un sueño. Como si nada hubiera existido antes.
Dan ganas de ser nihilista temporal, defender encarecidamente que se trata sólo de lo que tenemos aquí y ahora entre las manos, señores. Que el mar del tiempo borra nuestras huellas mientras que podemos correr delante suyo, que nos ahogamos cuando ya no podemos. Que si miras atrás sólo veras lo que tienes atrás ahora mismo, en ese momento que no te puedo señalar por que ya ha pasado mientras lees esto. Que no hay nada que impida empezar una nueva vida a cada momento, como si acabaras de nacer. Pero la memoria está ahí, dándonos un cierto sentido del orden, archivando fragmentos temporales con más o menos tino. Recordándonos por alguna misteriosa razón lo que pasó en x unidades de tiempo.
Dan ganas de ser nihilista temporal, pero no puedo y no quiero. Se debe recordar, que para algo tenemos la capacidad. Quién sabe para qué. Tal vez sea, en fechas como la que hace poco ha pasado, para no olvidar que en cada uno de los actos que realizamos está impresa nuestra naturaleza humana, capaz de los mayores crímenes, destrozos y brutalidades y a la vez capaz de dar ayuda sin pensar cuando se necesita, de arriesgar la propia vida por la de los demás, de ser uno de esos héroes que nunca salen en las películas. Y luego la naturaleza de cada uno elige qué merece más la pena recordar.
Y dejas tus pensamientos aparcados mientras desvías la mirada atontada del reloj. Has recordado, has reflexionado, y ahora toca mirar adelante, activando el modo nihilista temporal. Sientes los ecos de otra melodía mucho más dulce, una sensación que casi hueles, que casi puedes rozar con los dedos.
Esperanza.
Hace algunos días lo pensaba mientras mi reloj me recordaba cierta fecha. Pensaba en lo increíble que resulta que la mente e incluso el cuerpo tengan esa memoria tan detallada, capaz de reproducir aun a menor escala todo lo sentido en aquel día determinado e incluso en el mismo orden. Incertidumbre. Angustia. Dolor. Impotencia. Rabia. Odio. Aflicción... Y después nada, como si todo hubiera sido un sueño. Como si nada hubiera existido antes.
Dan ganas de ser nihilista temporal, defender encarecidamente que se trata sólo de lo que tenemos aquí y ahora entre las manos, señores. Que el mar del tiempo borra nuestras huellas mientras que podemos correr delante suyo, que nos ahogamos cuando ya no podemos. Que si miras atrás sólo veras lo que tienes atrás ahora mismo, en ese momento que no te puedo señalar por que ya ha pasado mientras lees esto. Que no hay nada que impida empezar una nueva vida a cada momento, como si acabaras de nacer. Pero la memoria está ahí, dándonos un cierto sentido del orden, archivando fragmentos temporales con más o menos tino. Recordándonos por alguna misteriosa razón lo que pasó en x unidades de tiempo.
Dan ganas de ser nihilista temporal, pero no puedo y no quiero. Se debe recordar, que para algo tenemos la capacidad. Quién sabe para qué. Tal vez sea, en fechas como la que hace poco ha pasado, para no olvidar que en cada uno de los actos que realizamos está impresa nuestra naturaleza humana, capaz de los mayores crímenes, destrozos y brutalidades y a la vez capaz de dar ayuda sin pensar cuando se necesita, de arriesgar la propia vida por la de los demás, de ser uno de esos héroes que nunca salen en las películas. Y luego la naturaleza de cada uno elige qué merece más la pena recordar.
Y dejas tus pensamientos aparcados mientras desvías la mirada atontada del reloj. Has recordado, has reflexionado, y ahora toca mirar adelante, activando el modo nihilista temporal. Sientes los ecos de otra melodía mucho más dulce, una sensación que casi hueles, que casi puedes rozar con los dedos.
Esperanza.
6 comentarios
bokuden -
DuNa -
"La esperanza es el sueño de los que están despiertos"
buitdestels -
Saf -
Y somos y seremos capaces de sobrevivir a los aniversarios.
Por mucho que nos duela, lo haremos.
Y cada año mejor -más profesionales- con confianza y seguridad, sin miedos y con todos los buenos recuerdos que podamos.
Porque vamos a poder hacerlo.
Ya lo verás.
Un abrazo,
Saf ;-))
Lian -
Un besazo muy fuerte
bokuden -