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Bokuden

2006

Subido en un taburete, el niño balanceaba en el aire sus pies mientras observaba atentamente como el anciano mojaba la pluma en el tintero y escribía de forma lenta pero inexorable, a un ritmo constante que le recordaba al movimiento del péndulo del reloj de pared que adornaba la sala. Llevaba mucho tiempo observándole, no sabría decir cuánto exactamente, pero sólo ahora se daba cuenta de lo poco que faltaba para que las hojas se agotaran. Siempre había visto a aquel viejo así, encorvado sobre el libro y escribiendo sin parar. Sin duda, su obra lo tenía absorbido. El niño paró los pies y el anciano desvió un instante su mirada del libro, sin parar de escribir. Sonrió. Sabía reconocer esa expresión entre atontada y asombrada de los niños, con la boca semi abierta, la cara que ponen cuando están a punto de hacer una pregunta o una ronda de ellas. Claro que la reconocía. Él mismo había sido niño no hace tanto. Ah, el tiempo es un farsante, pensó.

- Abelo ¿de qué trata ese libro que escribes?

- Es difícil de decir. Es como la vida misma. Un poco de amor, un poco de odio, algo de heroísmo, tragedia, comedia... Podría decirse que es una crónica. Y recuerda que yo no soy tu abuelo.

- Es enorme, abelo -dijo el niño, que tenía los ojos fijos en el grueso tomo y no parecía haber escuchado nada-. ¿Llevas mucho tiempo escribiéndolo? ¿Cómo es de grande?

- Toda mi vida, renacuajo. Y es tan grande como lo quieras hacer. Pero en términos medios, te podría decir que tiene unas 365 páginas. No son muchas, pero ¿a que parece más grande?

- Lo es. Me gusta mucho. ¿Crees que algún día podría escribir uno igual?

- Uno igual no -sonrío-. Escribirás uno único, el tuyo. Podrías probar si quieres. Ya casi he acabado.

Y segundos después de decir esto, al anciano puso punto y final justo en la última línea de la última página del libro; lo cerró con cuidado y con una caricia lo dejó sobre la mesa. Se levantó de la silla estirándose con las manos en los riñones y fue cojeando hasta el taburete, donde cojió al niño y lo transportó en volandas a la silla donde estaba sentado escribiendo.

- Bien, pequeño. ya puedes empezar a escribir si quieres.

- Pero ¿dónde? no hay más papel.

- Si que lo hay, siempre lo hay. Simplemente pasa página -le dijo mientras le ponía la pluma entre sus deditos.

La primera página estaba en blanco. El niño ojeó el resto de páginas, incluso la última que había visto escribir, pero todas estaban en blanco.

- Es una tinta especial, así como un libro especial -dijo el anciano- no se usa para perdurar, sino sólo para ser por unos instantes. ¿No es maravilloso tener todo un libro que rellenar de esa manera? Si te equivocas, no necesitas rectificar. Cada letra es la única importante en ese instante y tienes todo un libro en blanco para crear. ¿Te animas?

- ¡Claro que sí, abelo! Pero preferiría un boli para escribir. Uno de colores.

- Jaja! Por supuesto que sí. Todos empezamos así. Aquí tienes uno -y al girar la pluma, se convirtió en un boli irisado.

Y cuando ya sonaban las doce en el reloj de pared, el niño comenzó a escribir y dibujar, primero con trazo inseguro pero enseguida con ritmo y gracia, mientras el anciano lo miraba con rostro apacible y sereno, recordando tal vez sus primeros momentos, la grandeza del libro en blanco, las ilusiones, las promesas y los propósitos, seguidos de las aventuras, penas, alegrías y decepciones de sus historias en el libro. Sonriendo al pensar que pese a todo, todo merece la pena. Merece la pena seguir escribiendo sobre superficies borrosas para que nada nos pertenezca, salvo en el recuerdo. Sabiendo a ciencia cierta, ahora que los párpados se le comenzaban a cerrar con la doceava campanada, que merece la pena crear hasta que nos llegue la hora de dar el relevo para que el show continúe. Y ser por fin recuerdo, paz, sueño, nada.

3 comentarios

yuyu -

vaya por donde vaya.. siempre acabo dando contigo..
cuanto tiempo sin saber de tus historias :) mencanta volver a leerte!
mua

Lian -

Precioso como todo lo que escribes.

Besitossssssss

Beca -

bonita historia
y bonita manera de cambiar de año
Besos!