- ¡Vamos hombre! ¡Que no se le pueden poner puertas al campo! -dijo alguien de buena fe.
- Estamos en ello, estamos en ello -dijeron otros a coro y sonriendo, mucho menos bienintencionados.
- ¡Vamos hombre! ¡Que no se le pueden poner puertas al campo! -dijo alguien de buena fe.
- Estamos en ello, estamos en ello -dijeron otros a coro y sonriendo, mucho menos bienintencionados.
Los políticos suelen hablar mucho porque mienten mucho, a la vez que mienten mucho porque hablan mucho. Es la pescadilla que se muerde la cola, aunque ojalá se la mordieran ellos (si llegaran). Un extraño círculo vicioso en el que los perjudicados nunca son ellos, al contrario de lo que suele pasar con otros círculos viciosos. Me preguntaría seriamente cuál es la razón por la que la ciudadanía (en la que me incluyo) no los echa de una patada en el culo, pero no merece la pena preguntárselo en un país en el que se mantiene una familia real meramente decorativa y muy costosa. Dicho esto, prosigamos.
PD: Un círculo vicioso NO es un grupo de prostitutas jugando al coro de la patata. No.