Mas cornadas da la vida
Le gustaba hablar con aquella anciana que vivia en la calle, tal vez pq le recordaba a su abuela. O tal vez pq decia cosas muy interesantes a pesar de su aparente locura. O quiza pq consideraba q tenia el mismo derecho q cualquiera a una conversacion, y el primer dia q el le habia dado algo de dinero (tenga, señora, comprese algo caliente para cenar, q hace frio ¿o prefiere q vaya yo y lo compre?) ella se la habia ofrecido y habian hablado durante un par de horas de todo un poco hasta q tuvo q coger el ultimo tren. Antes el le habia dicho q deberia vivir en una residencia, q la calle no tiene piedad y el frio se acercaba peligrosamente; la gente suele desear q nieve, pero el solo lo aceptaba por el hecho de ser algo natural, si pasaba por algo era y el no podia hacer nada, pero sin duda lo evitaria si pudiera aunq fuera solo por dos razones, aunq se le ocurrian mas: la gente q vivia en la calle y los profesionales del volante. Ella le dijo q preferia estar asi, q en la residencia no la dejaban vivir en paz, no tenia intimidad y la gente estaba loca. El la comprendio; al fin y al cabo el no podia saber mas sobre la vida q alguien que se quedo sin familia despues de la guerra civil y a quien su hija echó de casa pq su marido no la aguantaba. Antes de partir, ella le dio las gracias, no tanto por el dinero, sino por la compañia. Pq, segun dijo ella, la soledad mata mas q el hambre (por cierto, esa es la solucion a cierta adivinanza q puse hace poco y q nadie quiso contestar :p , el hambre). Y a un indigente, poca gente le habla, poca gente le hace caso. Aquello le toco el alma de lleno.
Un tiempo despues de aquello y de q ella enfermara de bronquitis de tal manera q hubo de ingresar, la volvio a encontrar. Se ofrecio al menos para darle un saco de dormir polar, pero ella habia cambiado de opinion respecto al centro de acogida. El se ofrecio contento para llevar a cabo los tramites, pero la hija de ella ya los habia empezado. Sin darle acogida en su casa mientrastanto, claro. Pero el hecho es q la siguiente vez q paso por su sitio, al cabo de dos semanas, ella no estaba alli, tal como habia dicho. Sonrio.
Pero aun tenia una duda. Queria saber la verdad de este asunto, si es q existia algo asi. Asi q uno de los muchos dias q tenia libres en el trabajo, fue a uno de los lugares de aquella ciudad con mayor densidad de indigentes por metro de acera, con barba de cuatro dias, embutido en uno de sus chandals mas viejos y despeinado como siempre. Y despues de buscar un sitio apropiado, se sento. Coloco el cartel escrito a mano de manera q fuera visible facilmente:
"SOY POBRE Y POR ESO PIDO DINERO O ALIMENTOS. PERO ANTES SOY HUMANO Y ME SIENTO SOLO, Y POR ESO PIDO ALGUIEN A QUIEN ESCUCHAR Y QUE ME ESCUCHE. QUE CADA UNO DE LA AYUDA QUE QUIERA,PUEDA O PREFIERA DAR. GRACIAS"
Y espero. Y observo. Algunos miraban el cartel cuidadosamente escrito y sonreian, pero seguian adelante. Otros cuchicheaban sin mirar el cartel, probablemente sorprendidos por la juventud del muchacho. Quiza no sabian que un altisimo porcentaje de los sin techo son jovenes, muchos con estudios. Pero la inmensa mayoria solo pasaban por delante como sombras ante un espejo, extasiados por las luces navideñas de los escaparates. En sus rostros se reflejaba el miedo (miedo a acabar asi o vaya usted a saber a que), la indiferencia e incluso el desprecio en ocasiones (si esta asi por algo sera... ¿y q mas da?).
Despues de toda la tarde alli, no habia recolectado ni un solo centimo. No hay ni q decir q tampoco nadie habia hablado con el. Estaba pensando q ya habia visto suficiente, q se iria dentro de media hora cuando de repente, un hombre con un mono aparentemente de pintor le escupio en el cartel mientras decia:
-Puto sidaca.
Nadie dijo nada, a pesar de q la escenita habia logrado atraer la atencion del publico. El muchacho estuvo a punto de levantarse y devolverle el favor con creces. Pero recordo para lo que estaba hoy aqui, asi q solo dijo en voz alta, pero serenamente:
-Gracias, señor, por darme lo mejor que lleva usted dentro.
La gente rio, el pintor enrojecio y solo dios sabe pq se fue como vino. Una chica joven, preciosa, con una carpeta de la universidad del chico, se acerco y riendo le dijo con los ojos lo mucho que le habia gustado aquella intervencion mientras depositava dos euros en sus manos. Despues se dispuso a irse.
-¡Espera! te invito a un cafe con tus dos euros.
-Lo siento, tengo prisa.
Lastima, penso el, mientras recogia el cartel, lo tiraba a la basura y daba los dos euros a un anciano con tres perros q pedia cerca de donde habia estado el. Lastima.
Un tiempo despues de aquello y de q ella enfermara de bronquitis de tal manera q hubo de ingresar, la volvio a encontrar. Se ofrecio al menos para darle un saco de dormir polar, pero ella habia cambiado de opinion respecto al centro de acogida. El se ofrecio contento para llevar a cabo los tramites, pero la hija de ella ya los habia empezado. Sin darle acogida en su casa mientrastanto, claro. Pero el hecho es q la siguiente vez q paso por su sitio, al cabo de dos semanas, ella no estaba alli, tal como habia dicho. Sonrio.
Pero aun tenia una duda. Queria saber la verdad de este asunto, si es q existia algo asi. Asi q uno de los muchos dias q tenia libres en el trabajo, fue a uno de los lugares de aquella ciudad con mayor densidad de indigentes por metro de acera, con barba de cuatro dias, embutido en uno de sus chandals mas viejos y despeinado como siempre. Y despues de buscar un sitio apropiado, se sento. Coloco el cartel escrito a mano de manera q fuera visible facilmente:
"SOY POBRE Y POR ESO PIDO DINERO O ALIMENTOS. PERO ANTES SOY HUMANO Y ME SIENTO SOLO, Y POR ESO PIDO ALGUIEN A QUIEN ESCUCHAR Y QUE ME ESCUCHE. QUE CADA UNO DE LA AYUDA QUE QUIERA,PUEDA O PREFIERA DAR. GRACIAS"
Y espero. Y observo. Algunos miraban el cartel cuidadosamente escrito y sonreian, pero seguian adelante. Otros cuchicheaban sin mirar el cartel, probablemente sorprendidos por la juventud del muchacho. Quiza no sabian que un altisimo porcentaje de los sin techo son jovenes, muchos con estudios. Pero la inmensa mayoria solo pasaban por delante como sombras ante un espejo, extasiados por las luces navideñas de los escaparates. En sus rostros se reflejaba el miedo (miedo a acabar asi o vaya usted a saber a que), la indiferencia e incluso el desprecio en ocasiones (si esta asi por algo sera... ¿y q mas da?).
Despues de toda la tarde alli, no habia recolectado ni un solo centimo. No hay ni q decir q tampoco nadie habia hablado con el. Estaba pensando q ya habia visto suficiente, q se iria dentro de media hora cuando de repente, un hombre con un mono aparentemente de pintor le escupio en el cartel mientras decia:
-Puto sidaca.
Nadie dijo nada, a pesar de q la escenita habia logrado atraer la atencion del publico. El muchacho estuvo a punto de levantarse y devolverle el favor con creces. Pero recordo para lo que estaba hoy aqui, asi q solo dijo en voz alta, pero serenamente:
-Gracias, señor, por darme lo mejor que lleva usted dentro.
La gente rio, el pintor enrojecio y solo dios sabe pq se fue como vino. Una chica joven, preciosa, con una carpeta de la universidad del chico, se acerco y riendo le dijo con los ojos lo mucho que le habia gustado aquella intervencion mientras depositava dos euros en sus manos. Despues se dispuso a irse.
-¡Espera! te invito a un cafe con tus dos euros.
-Lo siento, tengo prisa.
Lastima, penso el, mientras recogia el cartel, lo tiraba a la basura y daba los dos euros a un anciano con tres perros q pedia cerca de donde habia estado el. Lastima.
4 comentarios
bokuden -
Besos de felices fiestas
Ame -
bokuden -
angi -