Blogia
Bokuden

Principio y fin de un eclipse

De vez en cuando nos miramos mientras trabajamos y nos sonreímos. No se qué es lo que piensas mientras lo haces, y creo que nunca lo sabré. Yo sencillamente sonrío porque me gusta tu sonrisa, sencilla, directa e inocente, que deja entrever la niña que fuiste y que aún sigues siendo, pese a que lo intenten negar tu cigarrillo perenne, tus ligues de una noche y tu pose de mujer emancipada. Tus labios se comban, tus dientes relucen y no eliminan nada de eso, sencillamente lo eclipsan. Tal vez sea lo más bonito de un eclipse, saber que todo sigue estando en su sitio mientras ocurre, pero el hecho de que ocurra todo a la vez –luz, sombra, omisión, presencia- es un pequeño milagro que no se puede ver todos los días. Sólo que yo sí puedo.

Es asombroso lo rápido que puede uno acostumbrarse a que lo sobrenatural forme parte de su vida cotidiana. Ocurre y el corazón te da un brinco, todo tu ser palpita de felicidad al borde de un coma endorfínico; el resto de la tarde te la pasas preguntándote qué ha pasado, pero sobretodo si volverá a pasar. Y vuelve a pasar, una y otra vez. Uno puede quedarse ciego si observa demasiado tiempo estos fenómenos, dicen. Y con razón. Tan estúpido como para olvidar que nada es eterno, preferí acostumbrarme a tu presencia distante, tan cerca que podíamos sonreírnos, tan lejos que no podía ni tan sólo tocarte, tal vez por miedo a que la ilusión desapareciera tal como vino. Tan tonto que prefería mirarte a escondidas mientras reponías de espaldas a mí, que hacía ver que arreglaba papeles. Tan ciego que prefería pensar que siempre podría verte.

De vez en cuando nos miramos mientras trabajamos y sonreímos, pero hoy no me miras mientras lo haces. No se qué piensas cuando contemplas todo lo que dejas atrás y se que nunca lo sabré. Hoy, tu último día en este trabajo, eres más mujer emancipada que nunca. Empiezas una nueva vida lejos de aquí y eres la reina por un día, la niña mimada de todos nosotros en estas últimas horas. Además de la ilusión creo adivinar miedo en tu mirada perdida. Te cuento un chiste para aligerar tensiones y lo celebras como siempre, con esa manera tan graciosa que tienes de decir “¡qué malo!” mientras convulsionas de risa. Repartida entre todos, no vuelves a prestarme atención hasta que descubres que conozco y canto la letra de la canción que suena en la radio -esta cobardía de mi amor por ella/ hace que la vea igual que a una estrella/ tan lejos, tan lejos, en la eternidad/ que no espero nunca poderla alcanzar- y te sorprende. Tengo buena memoria para las canciones, te digo. Sobretodo para las apropiadas, me callo. Y la tarde pasa en un suspiro, como siempre que no debe demasiado deprisa. Recogemos y todos te esperamos fuera mientras te dan el finiquito.

Sales como en las películas, con una caja llena de tus cosas, dejando vacío de ti el sitio. Bromas, sí, pero sobretodo lagrimillas. Es lo que tiene trabajar con tantas mujeres. Hago lo posible por tragarme las mías. Cuando llega mi turno cojo la caja, te la quito de las manos y la dejo en el suelo. Me preguntas que qué hago y te respondo que me molestaba para abrazarte. Y cuando lo hago se que el lunes te seguiré viendo colocando cosas en las estanterías mientras yo hago como que ordeno papeles. Se que, aunque lo estemos haciendo en puestos de trabajo diferentes, tu estarás sonriendo (sabiendo que te observo a escondidas, como siempre hacías) y yo también ( sabiendo que lo sabías). Marchas calle arriba bajo las farolas, seguramente pensando en tu nuevo ciclo, o tal vez en lo que dejas atrás. Marcho calle abajo a oscuras, pensando en lo mismo, en lo mucho que me joden las despedidas y en cierto cuento en el que el sol y la luna se enamoraban, un cuento en el que siempre había futuro para la esperanza. Porque sigue habiendo momentos en los que se pueden encontrar, y siempre los habrá. Al menos mientras sucedan eclipses.

2 comentarios

bokuden -

Bueno, hay gente que no se encuentra en toda la vida :)

Visto así, no es tan malo.

Beca -

lo de el sol y la luna, no tiene nombre. que amor tan paciente. esperar tantos años para encontrarse 4 min..